El domingo pasado tuve la oportunidad de hablar con un sirio. En primer lugar le pregunté sobre su punto de vista de la situación de los sirios, y en general de los extranjeros en Europa. Me contó que para él, los extranjeros no deberían de ser ningún problema en cualquier país siempre y cuando, se acostumbren a las tradiciones y cultura de un país. Hablando del por qué de su marcha a Europa, testificó que en Siria se estaban viviendo momentos muy difíciles y se vio obligado a salir. En uno de los momentos, en el que se abrió la frontera aprovechó la situación y cogió un avión para huir. Finalmente, acabó en España. Su familia no le acompañó puesto que salir de Siria es complicado, y no se puede hacer en manadas. Ellos están cada uno en un país distinto, esperando a que se resuelva la situación y poder volver a su país natal. Comentando las diferencias de cultura entre Siria y España, me expuso una gran diferencia. En España, tanto las mujeres como los hombres, mayores de edad, pueden salir de fiesta hasta la hora que quieran. Mientras, en Siria, que las mujeres salan de fiesta está mal visto en la sociedad, y les puede causar problemas. Esto fue una parte de nuestra sincera conversación. Desde aquí todo mi apoyo a los refugiados sirios.

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